Robos macabros: en el cementerio de la Chacarita abren cajones y se llevan las pertenencias de los muertos

El féretro está torcido. La madera, rota. Dos floreros están encajados entre la tapa y el resto del cajón. Pudieron usarse para hacer palanca o para generar un espacio por donde pasar un brazo. En la parte de arriba, esa que en los velorios se despliega para que los asistentes puedan ver la cara del muerto, hay un agujero. Del hueco salen pedazos de metal plateado. La chapa está abierta en flor y nadie se atreve a mirar adentro. “Rompen el cajón y la capa metálica que lo recubre. Es una…

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